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Al Este del Edén

Prólogo

«La atmósfera está enrarecida. El ambiente cargado y tenso. Las gentes desorientadas, ya no saben hacia qué lado mirar. Una cortina negra y opaca, cierra el escenario de un futuro inmediato que se intuye radicalmente distinto…».

«…El discurso está muerto. Las palabras se apagan. El credo político de la bipolaridad social, que fomentó durante décadas el antagonismo autodestructivo, ya no convence a nadie, tan sólo cansa y aburre. Es el interminable murmullo que nunca calla. Torrente de palabras huecas y gastadas, tan huecas como la imaginación de las clases dirigentes, tan gastadas como su imagen. Es el tiempo sin tiempo. La cita, mortuoriamente puntual, en el final de una era que acaba. El baile de las sombras, repleto de espectros fétidos de materia vana, que danzan y danzan, sin cesar,  el último carnaval…».

«… La rueda sigue girando de izquierda a derecha, de derecha a izquierda, el eterno péndulo dual. Mientras tanto, el callejón es cada vez más estrecho, oscuro y frío. Allá, no muy lejos, se comienza a vislumbrar el final. Tendrá que morir la noche, para que pueda nacer el nuevo día…».

«…Los árboles no nos dejan ver el bosque. El mundo está necesitando, urgentemente, un período de reflexión sobre sí mismo, mientras contempla, en toda su extensión, su pasado histórico: agrupación tribal, teocracia, democracia, tiranía, revolución, demagogia, desencanto…»

«…Pasamos de las guerras territoriales - constantes desde la Edad de Piedra hasta nuestros días - a las religiosas, de las religiosas a las políticas, pasando por la lucha de clases, la lucha intergeneracional, hasta llegar a las guerras económicas de la actualidad, eso sí, sin abandonar ninguna de las otras. En eso de la lucha, siempre hemos sido conservadores. Las mantenemos todas…».

«…Hemos sustituido a la "diosa razón" por el "dios placer", y él es quien rige todos nuestros actos cotidianos. Los políticos nos ofrecen placeres terrenos, las religiones nos prometen placeres celestiales, y tanto en un caso como en otro, utilizando el viejo sistema del palo y la zanahoria…».

        «…El mundo físico es un péndulo dual. Cuanto más impulso tenga hacia el placer, con más fuerza retornará hacia el dolor. No hay placer sin dolor, ni dolor sin placer. El amor, el auténtico amor, es otra cosa, algo que va más allá del puro sonido que produce su palabra, aquella que lo nombra, pero que es incapaz de abarcarlo. El amor nunca nace del pensamiento, sino que es hijo del sentimiento más profundo, aquel que se arraiga en la parte oculta de deidad que todos tenemos, habitualmente, amordazada. El amor es silencio pleno que rebosa eso, amor, todo lo demás es placer y dolor, miedo y violencia, perversión y divismo…».

«…En el fondo, el mundo actual lo que trasluce es la ausencia total del auténtico amor. Los años sesenta, con los Beatles como máximo exponente, reivindicaron "el amor" como la solución final a todos los males del mundo. La guerra del Vietnam estaba en su apogeo y, por todos lados, aparecieron, como setas, grupos pacifistas gritando aquello de: "Haz el amor y no la guerra". 



Fue el inicio de la perversión del auténtico amor. La única puerta de salida del laberinto, acababa de ser sellada, al confundir, aquella generación, amar con fornicar, libertad con droga. Fue el inicio de la caída hacia el precipicio al que hoy nos hallamos abocados. Aquella generación del falso amor, ha dado paso al "dios violencia", que va ganando adeptos, día a día, entre una juventud, tan escéptica como paria, generación X, sin futuro ni esperanza…».





«…Violencia en la música, en los modos, en el lenguaje, en los rostros, en las ropas. Toda una parafernalia satánica de pose y marca, que viene a configurar la escenografía del último acto de una desafortunada obra, nuestra obra…».

«…Una sociedad, como la actual, que modifica, continuamente, los conceptos del bien y del mal, a su comodidad y conveniencia, no hace más que ignorar los auténticos límites entre lo mutable y lo inmutable. Entonces, al introducir lo inmutable - el bien - dentro de lo mutable - el mal -acaba, dicha sociedad, moviéndose dentro un angosto pasillo limitado por los conceptos "malo y menos malo"…».

«…Del liberalismo decimonónico hemos pasado al capital-socialismo de la segunda mitad del siglo XX, y ahora, en un alarde supremo de originalidad, se pretende volver al liberalismo del siglo pasado, como panacea al desastre actual…».

«…Aún no se ha enfriado el cadáver del marxismo liberador, cuando resucita -cual vampiro transilvano- el cuerpo corrupto del liberalismo decimonónico, como postrera oferta de salvación a un mundo agónico. Todo ello, en un alarde de amnesia aguda, al olvidar que fue precisamente su nefasta presencia en el siglo pasado, la que provoco el nacimiento del marxismo, como contrapunto a sus desmanes…».

«…El socialismo clásico, por su parte, pone un techo al legítimo crecimiento mediante el esfuerzo personal, creando una sociedad borreguil ahogada por una administración desmedida e irracional. Una gris capa - de capar, de castrar - cercena la ilusión por el progreso, de todas aquellas personas que hacen del trabajo su vida, o de su vida el trabajo, desde el legítimo derecho a dejar un futuro mejor a sus hijos, desde la sana aspiración de reservarse un merecido descanso, sin merma de calidad de vida, cuando las fuerzas les flaqueen. El listón cada vez está más bajo, aplastando ilusiones, alentando el escepticismo, en un burdo ritual de mediocridad sacralizada. Si queremos salir de los males del socialismo, no invoquemos al fatuo dios del liberalismo clásico, porque a la vuelta de la esquina estaremos añorando al socialismo. Es la hora de romper con todos los viejos paradigmas. Es la hora de destruir todas las anticuadas hipótesis, basadas éstas en las circunstancias de otras épocas, de otro mundo que no es el nuestro…».

«El integrismo islámico es más fuerte cada día. El Norte de África, se ha convertido en una olla a presión carente de válvula de seguridad. El inconformismo que produce las maltrechas economías de los países del Magreb, es el mejor caldo de cultivo para la revolución que viene. Tres son los ingredientes principales de esta sopa: Hambre, cultura militarista, y fanatismo religioso. Toda una promesa de problemas para sus vecinos, lo cual no es muy esperanzador, teniendo en cuenta que nosotros somos los más cercanos, y llevamos todos los numeritos para la rifa de la primera bofetada.  Dar pan, en lugar de enseñar a fabricarlo es una estupidez congénita de los países europeos. Pero mayor estupidez es dar metralletas al tirano de turno para que frene a los hambrientos, porque cuando un pueblo pasa hambre no lo frena ni la muerte vestida de caqui».

Pues bien, toda esta colección de «alegres perlas» - y bastantes más - no sólo las escribía en la intimidad de mi desván, sino que además tenía la osadía de publicarlas en los periódicos de la época, de los que era columnista, y ahí están las hemerotecas como prueba viva de lo que aquí afirmo.

Lo más triste es que el tiempo me ha dado la razón; a otros, por menos, les dieron el título de profeta. Lo cierto es que han pasado casi veinte años desde la publicación de mis vaticinios, y en estos momentos tenemos ya - encima de la mesa - los reveladores acontecimientos de la llamada “primavera árabe”, que ya veremos en qué deriva, y el recién nacido movimiento de los “indignados”, que – ojalá me equivoque- tan sólo es la punta del iceberg de lo que viene.  La España trabajadora no gana lo suficiente como para poder pagar el insaciable ejército de políticos y funcionarios públicos. España tiene más políticos que policías, médicos, y bomberos juntos. Los políticos con sueldo a cargo del erario público ascienden a 445.568, el mayor número de la Unión Europea, mientras que la suma de policías, médicos y bomberos en España es de 339.821. Y a todo esto habría que sumarle los más de cinco millones de parados, que representan el 23 por ciento; más del doble de la media de la Unión Europea que se halla en el 10 por cien. En el tercer trimestre de 2011, las peores tasas de desempleo en la U.E. son: la de España con el (22,9 %), seguido de la tasa de paro de Grecia (18,8 %) dato de septiembre, y Lituania (15,3 %).

Estamos en la España del 2012 y si los españoles no estamos ya hasta los cojones, es porque no podemos, ya que hasta éstos están hipotecados por la deuda municipal, diputacional, autonómica y nacional.

“Al Este del Edén” recoge un periodo de la historia de España que comprende desde 1992 hasta 1995. Es la visión, en vivo y en directo, que estuve publicando como columnista, primero del periódico «LEVANTE EMV»con una columna titulada «SIN BANDERA» y posteriormente en «LAS PROVINCIAS» bajo el emblema «AL ESTE DEL EDÉN». En este último la colaboración, en la página 5, fue casi diaria.

Cabría destacar que en ese tiempo, tanto el gobierno central como en la práctica totalidad de las autonomías correspondía al Partido Socialista Obrero Español [PSOE], mientras que la tibia oposición era representada por un Partido Popular [PP] mudo y acomplejado. Corrían tiempos muy duros en los que España era el culo de Europa y estábamos a punto de no ser admitidos en la zona euro, al no cumplir con prácticamente ninguno de los criterios de convergencia. Los niveles de paro estaban por las nubes, al tiempo que la deuda pública, la corrupción, la delincuencia y el terrorismo, eran los enjaezados caballos de batalla que arrasaban España cada amanecer.

 El PP –finalmente- subió al poder, primero en las Elecciones al Parlamento Europeo, posteriormente en las Elecciones Autonómicas y Municipales, para – al final- en las Elecciones Generales. Y fíjense que digo que «subió al poder» y no «ganó el poder» porque lo bien cierto es que el poder se pierde, no se gana, y lo único que hay que hacer es estar en el sitio y el momento adecuado para recogerlo cuando el de arriba se da el batacazo. Ello sería debido a que - en todas elecciones- quien gobierna cuenta siempre con el voto cautivo de una gran parte del electorado que, independientemente de las siglas, siempre vota – borreguilmente- al que manda. Son los torpes esquiroles del «Poder» y digo torpes, porque encima lo hacen gratis. Es triste pero es así.

El orden de aparición de los artículos en el libro es – más o menos- cronológico, lo que ocurre es que he intentado agruparlos y reordenarlos por temas, con lo cual puede haber algún baile temporal, que no intencionado.
Algunos de los escritos son «fuertecitos» y es justo reconocer que en esa época existía una auténtica libertad de prensa, al tiempo que la censura brillaba por su ausencia. Mi reconocimiento a ambos periódicos, porque siempre respetaron la independencia de mis «habituales salidas de tono», al tiempo que jamás intentaron imponerme consigna alguna. Gracias.

Por lo demás, tan sólo añadir que algunos de mis artículos fueron traducidos y publicados en diferentes países, como acto protocolario previo a declararme como «persona non grata». Todo un honor. Como anécdota, añadir que me recomendaron que no se me ocurriese pisar suelo cubano mientras Fidel Castro respirara.
En fin, les recomiendo que primero ojeen el conjunto y luego empiecen a leer por donde más les plazca, ya que el inicio es un tanto espeso y les puede desdibujar el conjunto. Casi me atrevería a recomendarle que empezase por el final.

Como decía - hace unos días - un viejo icono del movimiento hippie: «La vida son cuatro días y tiene pocas cosas buenas. Cómete primero el postre». 

Pues eso, y que aproveche.
El Autor






[Contraportada de "Al Este del Edén"]